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10 años

  • Foto del escritor: Anto de Hanna Dom
    Anto de Hanna Dom
  • 21 may 2018
  • 3 Min. de lectura

Hoy mi hijo cumple 10 años, voy a hacer trampa y subir nuevamente algo que publiqué el año pasado. Antes de empezar, sepan que es un post personal, así que como el que avisa no es traidor, pueden seguir de largo si no les interesa porque se viene algo empalagoso, no me voy a ofender... En el 2008 estábamos viviendo en Philadelphia y mi primer embarazo era un lujo, cero náuseas, cero incomodidad (salvo no poder dormir boca abajo: TERRIBLE) y un poco de acidez. Estaba embarazada de 37 semanas y mis suegros habían venido especialmente a la graduación de mi marido. El 22 de mayo, mi sobri cumplía un año y se volvían a Argentina un día antes para festejarlo con él. Me desperté a las 4 de la mañana del 21, fui al baño, y cada vez que pensaba que había terminado de hacer 💦, caía un poco más. Después de la cuarta vez, yo dudaba si estaba incontinente y tenía que ir a comprar pañales para adultos o si había roto bolsa. Lo despierto a mi marido y le digo "Creo que rompí bolsa". Llegamos al hospital y nos confirmaron que, efectivamente, había fisurado bolsa a las 37 semanas. Mi mamá tenía pasaje para venir a Philly una semana más tarde. La llamé a las 7am y le dije que el bebé nacía hoy. Ella lloraba; estaba muy ilusionada en estar cerca mío y en "enseñarme a respirar" (palabras textuales, ¿eh?). Yo le decía "Mamá, va a estar todo bien, vengo respirando hace 26 años, creo que la voy a pilotear bien". Mi marido -que no entendía cómo yo cerquita de parir, estaba consolándola a mi mamá a 8476 kilómetros (obvio que googleé la distancia)- llamando a mis suegros para que se queden en Philadelphia. Mi papá cambiando el pasaje de mi mamá para que, aunque sea, pueda llegar al día siguiente porque "Prefiero pagar 5 pasajes antes que aguantarla una semana más así en Buenos Aires" (palabras de mi papá, of course). A todo esto, yo lo más tranqui, cero contracciones, cero dolor, vino el anestesista, se fue el anestesista, entraban y salían enfermeras, y así pasaron las horas, esperando tranquilos a que se vaya desarrollando solito el parto. A eso de la 1 del mediodía llegó mi Doctor y me dice "Showtime" No puedo hablar de cómo son todos los partos en 🇺🇸 porque sólo tuve uno, pero en la sala estábamos mi marido, una enfermera, el doctor y yo. El doc le pide a la enfermera que me agarre una pierna, a mi marido que me agarre la otra, y a mi me dice "Start pushing", así que no me quedó otra que empezar a pujar. En el medio de todo esto, el Dr.Ufberg (le mandamos besitos porque las chances que lea esto son nulas e igual lo amo) no tiene la mejor idea que invitarlo a mi marido (que me estaba sosteniendo la pierna, haciéndome de contrapeso mientras yo pujaba) a que asome la cabeza para ver cómo nacía su primer hijo. ¿PARA QUÉ? No sólo que mi marido se pone blanco, sino que al pibe le baja la presión y me suelta la pierna justo en la mitad de un pujo. Tengan en cuenta que a todo esto yo tenía la epidural, así que mi pobre pierna estaba colgando, solita y desamparada. El doctor grita que manden a una enfermera, yo me merecía mínimo que entre George Clooney (cuando trabajaba en ER) o McSteamy de Grey's Anatomy, pero no...entra una enfermera, asesora rápidamente la situación y va a atender...a mi marido. El obstetra le grita "Don't get the husband for God's sake, help the mom!" (No vayas con el marido por el amor de Dios, ayudá a la mamá!). La minita reaccionó, me agarró la pierna, hice un poco más de fuerza, le dije "Get him outta there!" (Sácamelo de ahí)...y nació mi hijo con 3,360kg, 51cm y los ojitos chinitos más lindos que se puedan imaginar ❤️Tengo la convicción que Mamá no se nace, se hace. Creo que se puede ser mamá de muchas formas distintas, llegue como llegue el bebé, sea por parto, cesárea, adopción o esa espera eterna a que llegue un bebé, una es mamá igual. Mamá nos hacemos todas, a cada paso, aprendiendo de cada error pero siempre desde el amor. Siempre quise ser mamá, con tener a mi bebé a upa, enseñarle a hablar, a gatear, a caminar, a tirarse por el tobogán, pero nada de lo que yo haya podido enseñarle a mis tres cachorros se compara con lo que ellos me enseñan todos los días: que el amor incondicional existe, es infinito, es eterno, tangible y lo vivís todos los días cuando te dice "Mamá".


 
 
 

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